La Carrera del Cabro

La Carrera del Cabro

Es una fiesta que se recuperó el 24 de octubre de 1998, siguiendo casi al pie de la letra los esquemas de aquella otra celebración que dejó de celebrarse hace más de 50 años.
 
En primer lugar es necesario conseguir un macho cabrío de alguna vecina localidad serrana, y posteriormente los mozos se disponen a vestir al "cabro" siguiendo a rajatabla la tradición: collar de cencerros, mantilla bordada, borla de colores, cintas y un espejo en la frente. Tras tirar tres petardos, el mozo elegido para hacer el papel de Alcalde se dirige con el cabro sujetado a la plaza y pasa lista de los mozos que participaran en la fiesta.
 
Allí mismo, se suelta el cabro entre la algarabía de los niños, que salen precipitadamente corriendo tras él. La rondalla de Membrillera armada de guitarra, laúd y botella de anís anima entretanto la fiesta. Tras varias carreras, se obliga al cabro a dirigirse a la plaza, donde terminará su carrera. Antiguamente se le sacrificaba para hacer una caldereta, pero en la actualidad el alcalde pide riguroso respeto para el animal y se le guarda celosamente para devolverle a su ganado.
 
A última hora de la tarde se juntan los mozos de nuevo en la plaza para comerse una caldereta a la que se rodea de una línea en círculo, en cuyo exterior se colocan los comensales provistos de su tenedor y su cuchara. El alcalde  multará monetariamente (para subvencionar la fiesta) al mozo que pise la raya, hable sin pedir permiso o cualquier otra "falta de respeto".
 
A una orden del alcalde se da comienzo por riguroso orden a degustar la tradicional caldereta, comenzando en primer lugar el propio alcalde y luego los concejales. El alcalde mandará al orden, indicando "blanca" para que coman patatas o "negra" para coger carne. Se sigue el ritual entre bromas y multas, con la alegre compañía de la rondalla.